martes, 22 de abril de 2008

El Chilaquil de Oro. parte 1

Rodrigo Gómez Urrutia nació en Juchitan, Oaxaca el 5 de junio del año 1982. Proveniente de una familia humilde y sincera, su madre trabajaba en el expendio de tortillas mientras que su padre trabajaba para un chaman.

Desde pequeño Rodrigo o el Oro; como lo conocían sus amigos por su larga cabellera rubia, mostró un gran interés por la construcción y estructuras, demostrándolo mientras jugaba haciendo castillos con lodo junto al rió que partía su escuela.

La vida era buena y simple, el Oro no conocía más allá del rancho de los Ortega, pues tenia prohibido ir despues de éste. De vez en cuando su padre salía a la gran ciudad y regresaba contándole maravillas e historias de terror. Una vez su padre volvió sin las despensas para su familia, sombrero y huaraches. Las despensas se las robaron, el sombrero se le voló cuando llegaba el metro y los huaraches se le cayeron por una coladera cuando cruzaba una calle. Aun así llegó con una sonrisa de ver a su hijo, el niño dorado del pueblo.

Pero no todo era coló de oro para Oro pues la desgracia llego con la devaluación, sus pocos bienes valieron cada vez menos, obligando a la familia a hacer sacrificios. Su madre se vio forzada a mezclar los granos de maíz con tierra y así obtener mas masa para las tortillas, pero la gente del pueblo se dio cuenta y dejo de comprarle. Rodrigo dejo la escuela y se dedico a trabajar en la huerta de José el de la tiendita. La presión era demasiada hasta que todo exploto en mil pedazos…familiares. El padre los abandonó después de que un señor en la gran ciudad le ofreció casa si se volvía su pareja y así fue.

Oro vivió con su madre hasta la muerte de esta debido a una enfermedad incurable por cualquier chaman. Rodrigo se encontraba solo, en un pueblo que significaba su vida y su mundo. Pero el sabia que tenía que salir de ese lugar, crecer, conocer, llegar a la gran ciudad.

La fuerza obtenida como cargador seria su cañón de salida, tenia que serlo, era lo único que tenia. Y así fue como Rodrigo salio un día de su casa sin mirar atrás, con pasos firmes pasaba frente a la gente que lo miraba intrigado y orgulloso.

- ahí va el guerrero Gómez- dijo una anciana al verlo pasar por su patio.

Al oír esto, Oro inflo el pecho y elevo la mirada. Sabía que era cierto, que era el guerrero de Juchitan Oaxaca, el mas grande, el mas fuerte, el dorado.

Todo ruido externo se callo mientras se repetía estos pensamientos, su concentración era tal que nunca vio contra que choco. Solo pudo ver un dorado todavía más brillante que el suyo desde el piso.

“¿El Sol?” pensó mientras sus ojos se enfocaban.

- Houla my son, It´s my, your padre! Mark.

tu bi continiu...

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